Lo que en su día fue Cañada
Real se fue convirtiendo en la principal arteria de nuestra ciudad, la calle se
abría en sus extremos con dos puertas, al norte la de Monzón y al sur la del
Mercado.
Aunque estuvo casi
totalmente porticada en el siglo XVIII, muchos de los soportales fueron
desapareciendo para poder ensanchar la vía.
La Calle Mayor tiene un
trazado paralelo al río, y su longitud es aproximadamente de un km que
va desde la plaza de León hasta el Paseo del Salón Isabel II.
Su nombre hace alusión a su carácter de vía principal
de la ciudad, de hecho hubo un tiempo que era conocida como “Calle Mayor
Principal” para diferenciarla de la “ Calle Mayor Antigua” que discurre casi
paralela a esta, más cerca del río
.
Hay dos personajes que
ocupan un importante espacio en esta calle, porque de su mano han salido gran
parte de los edificios que la conforman, estos son Jerónimo
Arroyo y Jacobo Romero.
Justo antes de comenzar la
Calle Mayor, podemos contemplar el edificio de Correros y Telégrafos, ya en
ella en la parte izquierda encontramos La Casa de La Federación y avanzando hasta los Cuatro Cantones uno de
los edificios más emblemáticos de nuestra ciudad, El Casino, obras todas ellas
de Jacobo Romero.
De Jerónimo Arroyo podemos encontrar reformas del siglo XX, como El
Convento de Las Agustinas Canónigas e Iglesia de San Agustín, que ahora alberga
las dependencias de la administración del ayuntamiento de Palencia. Intervino
también en su estructuración en el Palacio de los Aguado Pardo o Casa Junco.
Este arquitecto además proyectó
La Casa de Flora Germán y Fulgencio García y el Colegio de Villandrando.
Este
colegio, situado en la calle Mayor 36, fue mandado construir por la vizcondesa
de Villandrando como asilo escuela para recoger a niñas huérfanas de la
provincia de Palencia. Dedicándose desde su fundación a la enseñanza, se ha
convertido en un referente de educación en Palencia. Actualmente es un centro
de educación escolar.
Es
de estilo modernista, aunque su fachada principal es una interpretación del
gótico veneciano y catalán. Consta de
tres plantas, la inferior con soportales.
Lo
más representativo de esta fachada es la cornisa con la que se remata,
encargada a Daniel Zuloaga. Un colorido mosaico en el que se representa a la
vizcondesa fundando el asilo.
Declarado
Bien de Interés Cultural en 1998.