En
la montaña palentina, al norte de la provincia de Palencia, nos encontramos la
magnífica villa de Aguilar de Campoo. Estratégicamente situada entre el monte y el río Pisuerga y paso
obligado entre la Meseta y
el Cantábrico. A 1 hora de Santander, a 1 hora de Burgos y a 1 hora de
Palencia.
Villa de
origen medieval y famosa por su tradición galletera, pero su aroma no es sólo de vainilla y galletas, Aguilar
huele también a historia, cultura, arte, nobleza y señorío, aroma que
respiramos callejeando entre sus casas blasonadas, palacios, plazas,
contemplando sus puertas, muralla, castillo, admirando sus iglesias, conventos,
monasterio y deleitándonos con su paisaje. Aguilar no es tan solo una villa, es
un museo al aire libre.
Aguilar comenzó su andadura por la historia encerrándose
dentro de las murallas y al
amparo del castillo para protegerse de todos los peligros de aquella época del
medievo. A esta fortaleza se accedía a través de 7 puertas abiertas a lo largo
de los más de 2 km de muralla que poseía. De todo ello hoy se conservan las
ruinas del Castillo, 6 puertas y 700 metros de muralla.
Esta
fortaleza se construyó al lado del Monasterio de Santa María la Real que fue
creciendo en importancia junto con la villa. Habitado, en aquel entonces, por
monjes premonstratenses, abandonado en tiempos de la desamortización y
posteriormente rehabilitado y reconvertido hoy en Instituto de Enseñanza
Secundaria. En su iglesia alberga al ROM, Centro Expositivo del Románico y
Territorio.
Dentro del
recinto amurallado, a los pies del castillo, se construyeron las primeras
Iglesias románicas como Santa Cecilia y San Andrés, y la población siguió
creciendo hacia el río en torno a otra iglesia la de San Miguel, hoy Colegiata
y en la que quedan pocos restos de aquella primitiva románica.
Este burgo
medieval disfrutó de los favores y de la protección de los Reyes llegando a
obtener la condición de Villa Realenga, fue también Señorío y Marquesado y con
todo ello fue ganando en prestigio e importancia, por lo que se fueron construyendo
también nuevas edificaciones como las casas blasonadas y los palacios donde
vivían los señores, los nobles y los marqueses.
Apareció
también una importante población judía atraída por la importancia comercial de
la zona, como demuestra la presencia de una lápida, en la puerta de Reinosa,
escrita en castellano antiguo y hebreo, además de la existencia de una sinagoga
en esa zona.
En tiempos
pasados Aguilar fue importante por sus molinos de harina, por sus batanes y sus
tenerías. Pasando, con el devenir del tiempo, de esas pequeñas fábricas a las
que actualmente dan fama y nombre a Aguilar de Campoo que son sus fábricas de
galletas.
No sólo
la villa es atractiva para el turista, también su entorno ofrece gran variedad de posibilidades tanto para los amantes
del románico, con más de 40 pequeñas iglesias repartidas por los pueblos de la
zona, como para los amantes de
las rutas naturales, con sus rutas por la Montaña palentina o las Tuerces, así como para los aficionados al turismo
activo o a la buena gastronomía.
Por todo
ello Aguilar de Campoo es
lugar de visita obligada, su aroma nos hará disfrutar.
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