Carrión de los condes
Situado en el centro geográfico del Camino de Santiago francés y al oeste de la localidad de Carrión, este monasterio, perteneciente a la Abadía de San Pedro de Cluny desde Agosto de 1.076, fué una de las primeras obras arquitectónicas del románico cluniacense en la península Ibérica y se caracterizó por permitir a los peregrinos el consumo de pan y vino a discreción. Todo el monasterio fue declarado monumento histórico-artístico nacional el 3 de junio de 1931 y Bien de interés cultural con la categoría de Monumento en 2012. Hoy en día se ha adaptado como Hotel Histórico, el cual ocupa una finca de 67.000 metros cuadrados, de los que unos 10.000 se encuentran construidos y el resto son zonas ajardinadas.
Según Ambrosio de Morales la fundación de este monasterio, dedicado originalmente a San Juan Bautista, es anterior al año 948. De lo que supuso la fábrica del siglo XI se conserva la torre con una una ventana enmarcada en una imposta ajedrezada y una pequeña capilla románica en su interior. Casi desde su fundación, el monasterio fue elegido por numerosos nobles españoles para su sepultura, además de servir como hospedaje para reyes, cardenales y obispos o sede de las Cortes del reino de Castilla y Concilios de la iglesia toledana, destacando las de 1.188 consideradas primeras cortes “democráticas” de la historia de Castilla. Su privilegiada situación, en el centro del Camino de Santiago, le hizo ser protagonista del propio desarrollo del Camino francés y de la historia de los reinos de Castilla y de León, llegando a ser, durante la edad media y hasta el siglo XV, el “hispaniae camerarius”, el representante de Cluny en España. En 1.276, las crónicas cuentan que el estado del edificio era tan lamentable que tuvo que ser restaurado y antes de 1.392 el conjunto fue reconstruido. En 1.531 comenzó otro momento de esplendor que determinó la construcción de un nuevo claustro. En 1.854 en colegio de educación secundaria, en 1960 seminario menor diocesano y, finalmente, en 1.992 se convierte en el Hotel Histórico que podemos disfrutar actualmente.
Lo más sobresaliente del conjunto monástico es el claustro gótico-renacentista actual, obra de Juan de Badajoz el Mozo, sustituyó a un antiguo claustro románico, de dimensiones más reducidas, en 1537. De dos alturas, en el claustro inferior, (33m x 5m x 7m), se suceden arcos apuntados entre contrafuertes, bóvedas con bustos de la Historia Sagrada, ménsulas, columnas corintias, capiteles, medallones, bustos, escudos, cartelas, jarrones, florones, etc. mientras que el claustro superior se abre con arcos de medio punto. En cada galería se abren cinco arcos con friso plateresco, y un muro de sillería corrido. Esto hace veinticuatro tramos, cada uno con su bóveda y clave colgante. Una amplia imposta con ménsulas historiadas, adornadas con relieves escultóricos recorre todo el muro, de donde arrancan los nervios que forman las bóvedas, de crucería. Hacia 1580 se hicieron el pozo de piedra y la fuente del jardín.
Jardín del Claustro
El claustro alto, construido en 1584 por Domingo Redondo, es acristalado, con columnas corintias, arcos de medio punto, bustos de santos en los capiteles y otros caprichos. En las paredes de estas galerías se hallan las habitaciones que fueron de los monjes. Es de poca altura, imitando al arte corintio y es mucho más sencillo que el claustro bajo, aunque no por ello carece de valor artístico. Por cada arco ojival del claustro bajo hay un par de ventanales flanqueado por pilastras empotradas y una columna central exenta con bellos capiteles con medallones.
El claustro se comunica con la iglesia a través de un portada en arco rebajado entre columnas abalaustradas.
Portada claustro-iglesia
La iglesia actual es de planta rectangular, de una sola nave, construida sobre la edificación románica original. La parte inferior de los muros son de época románica, pudiendo observar aun en ellos los originales huecos de las ventanas, puertas, pinturas con motivos geométricos y cruces, o las zonas que anteriormente estaban ocupadas por columnas adosadas a los muros y rematadas con grandes capiteles. Podemos observar que la altura actual de la iglesia llega a triplicar la altura de las naves laterales de la construcción románica.
En agosto de 1993 aparecieron los primeros restos románicos y la portada occidental de la Iglesia. La Iglesia era un edificio de planta basilical, de tres naves, cada una de ellas con cuatro tramos, y un crucero, probablemente, coronado por un cimborrio. Uno de los elementos románicos mejor conservados es la Portada occidental. Esta Portada es uno de los mejores y mas antiguos ejemplos del románico cluniacense en la penísula Ibérica. Los fustes o columnas que la enmarcan son de marmol, un ejemplo demasiado raro en el románico peninsular. Son elementos de época romana, probablemente pertenecientes a un templo romano del S. II, que fueron reutilizados con posterioridad en época románica. Excepto una, que es de una sola pieza, el resto está compuesto por elementos correspondientes a distintas columnas, que en el S. XI fueron ajustadas para conformar la portada actual.
El retablo principal no es el original del Monasterio, que no se ha conservado. El actual, de mediados del s. XVII, proviene de Baquerín de Campos. De estilo renacentista, está dedicado a la Asunción de Nuestra Señora. En lo alto del muro que se encuentra a la derecha del retablo, se encuentra un arca que contiene los restos y las reliquias de S. Zoilo mártir. En lo alto del muro de la izquierda se encuentra una talla de madera que representa a la Condesa Dª Teresa, fué la que terminó de construir el edificio románico del Monasterio de San Zoilo.
Retablo de la iglesia (S. XVII)
Sobre la puerta de acceso de la fachada principal se encuentra uno de los escasos órganos barrocos castellanos con cadeneta. La cadeneta está formada por unos tubos musicales que se encuentran a la espalda del organista. Desde el secreto de la cadereta interior había conductos (ahora desaparecidos) que hacían cantar los tubos de fachada de la cadereta de espalda (un juego de octava 4’).
Órgano Barroco de San Zoilo
Las columnas se rematan con unos capiteles exquisitos que representan escenas y elementos familiares para el hombre medieval, enseñanzas del Evangelio sobre el ser humano e iconografía medieval como el águila que hace clara referencia a Jesucristo o la serpiente del paraíso, donde el artista intenta hacernos comprender cómo actúa el mal en el mundo: siempre por la espalda, en la oscuridad.
Pasando al interior del templo nos encontramos con los sepulcros de los Infantes de Carrión, la familia de los Beni Gómez, los fundadores de éste Monasterio benedictino. Entre los sepulcros se encuentra el de Fernando Malgradinense, yerno de Alfonso VI y señor de Benavente.
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